El videoartista como juglar

Por: María Antonia Borroto.

Con una preciosa evocación familiar comenzó Bryan Konefsky su conferencia “La felicidad es un proyector caliente: el videoarte y el complejo industrial del cine”. El fundador y director del Festival Internacional de Cine Experiments in Cinema y presidente de Basement Films, aseguró que la misión de un videoartista es ser una suerte de nuevo juglar que dé cuenta de los múltiples rostros de la cotidianidad, en un formato que contiene en sí mismo una gran multiplicidad. Prefiere, por tanto, hablar del Cine y del video como meta-arte, capaz de contener todas las artes.

Es por eso que la reducción del Cine a mero entretenimiento resulta ofensiva. Considerar arte al cine supone reconocer que ha de ser un desafío a nuestras expectativas sobre la realidad y sus modos de representación; el entretenimiento, en cambio, refuerza lo que ya conocemos.

Con la cámara, el ser humano simula ser Dios, pues no solo encuadra la realidad, sino que construye mundos, y al mismo tiempo debe proponernos mundos por descubrir y otros todavía increados. Ese es el desafío.

Desafiante también es resumir las ideas de un texto bellamente escrito, encadenamiento de referentes filosóficos y de momentos de la historia de la representación audiovisual que explican la fascinación de la imagen en movimiento y por qué sus valores culturales no pueden ser trastocados por la codicia capitalista.

La memoria a debate

Se anunció como un acercamiento al Centro de Investigaciones y Documentación de Videoarte La Neomudéjar y, sin embargo, fue mucho más que eso, pues Francisco Brives y Néstor Prieto no solo nos acercaron a la institución sino que abordaron un tema tan urgente para nuestro presente como es la preservación de la memoria.

Contaron su experiencia en la creación de un archivo para obras en un soporte cada vez más frágiles, o lo que es igual, cómo lograron construir algo “integrador, abierto, no excluyente, certero y cierto”. Un archivo, en fin, en constante construcción, hasta el punto que sus hacedores han de tener la suficiente flexibilidad para saber que siempre habrá de ser una obra provisional.

“La mayor violencia es el olvido”. La idea entronca perfectamente con la conferencia de Konefsky, con los temas propuestos para este jueves y con lo debatido en la primera sesión teórica a propósito de las redes sociales, y de cómo allí cada cual construye su historia, creyendo que ya el mero hecho de posicionarse supone la eternidad. Francisco Brives y Néstor Prieto también hicieron énfasis en la necesidad de contar otras historias, pues nunca —ni en el caso del videoarte ni en ningún otro— la historia oficial lo abarca todo. Es que, en realidad, no tiene por qué existir una única historia, como tampoco debemos considerar una sola memoria.

Y como la del video es una gran familia, según ellos mismos aseguraron, todos los asistentes a la sala Georges Méliès nos sentimos invitados y tentados por las bellas páginas de Cuadrats, revista aún en ciernes del proyecto. Y también a asomarnos a www.laneomudejar.com y a seguirlos en Facebook. Es bueno saberlo, para lograr que las sinergias logradas perduren más allá de FIVAC.

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