Otra vez la Alejo Carpentier abre sus puertas a FIVAC

Por Arailaisy Rosabal García.
Foto: Diana Ros Iraola.

La galería Alejo Carpentier, ese espacio emblemático en el desarrollo de las artes plásticas lugareña en los años ochenta y noventa del pasado siglo, reabrió hoy sus puertas tras un proceso de rehabilitación. Lo hizo como una de las sedes del 8vo. Festival Internacional de Videoarte de Camagüey con obras en lo fundamental videoinstalativas, posibles –como aseguró Teresa Bustillo- por la presencia de varios de los artistas en nuestra ciudad.

Tal es el caso de Oweena Camille Fogarty, que se trajo hasta FIVAC su Sangre sobre la rueda.

Sin pretender estereotipar, es de suponer que con un nombre así se trata de una obra desgarradora. Y lo es. Disparos, muerte, separación… todo lo que trae consigo una guerra, lo ilustra Oweena, no con desenfado, sino con el dolor y el sufrimiento, expreso y contagioso, en los rostros de las víctimas.

Sangre sobre la rueda es el resultado de una investigación iniciada por la autora en el 2010 sobre la infeliz presencia de irlandeses en la guerra entre Estados Unidos y México en el lejano 1846.

Pero los sentimientos que producen las imágenes en video se exacerban con el olor a incienso que penetra la piel apenas entra uno a la sala, y con las velas y los crucifijos que se convierten en el homenaje, en la recordación sempiterna de aquellos sacrificados.

Y por supuesto, las fotografías –en placas fenólicas- de objetos relacionados con tan triste acontecimiento: balas, un revólver, un cementerio y hasta fragmentos de un árbol, dícese, en el que fueron ahorcados muchos de aquellos irlandeses que salieron de casa en busca de mejor fortuna y terminaron consumidos por la guerra.

Es, ciertamente, una obra para admirar con mesura; lo certifican los versos de colofón de Luis Felipe Herrera, la certeza del daño que producen unos hombres a otros, y el mensaje de esperanza con que culmina el ciclo audiovisual.

Vuelve la Carpentier a estar a disposición del público. Ella, que sirvió de casa a FIVAC en otras dos ediciones, nos recibió como siempre con los brazos abiertos.

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