Por: Dania Díaz Socarrás.
Fotos: Diana Ros Iraola.

Estuvimos allí, ante la entrada pequeña de un sitio grande por su gente: el CEDINM; el reloj marcaba poco más de las ocho de la noche de este 26 de abril, pero pudimos imaginar cualquier tiempo, incluso el de mañana.

Irreverente a los planes y los planos, a los tiempos con sus arquitecturas, a la mirada que nunca adivinó ver de una vez hombre y máquina en una misma luz de la ciudad, sobre una puerta, una caseta y un pedazo de pared, se asomó “Arte-facto’s Map”, resultado del trabajo del realizador Alberto Santos Casas y un grupo creativo de animadores, productores, realizadores y DJs, muchos de ellos vinculados al CEDINM.

Ante nosotros, lo artístico como virtud de humanidad, lo fáctico como expresión de la tecnología, mixturas entre hombres y máquinas reflejadas en la proyección, fue casi como vivir lo que apreciamos, palpar las luces que proponen formas nuevas, del mismo modo en que quizás un día necesitemos algo de Cyborg para mirar el mundo.

Participantes de FIVAC, transeúntes ocasionales y todos los que buscamos la experiencia del video mapping, fuimos testigos de un despliegue visual sobre las caprichosas superficies cercanas a la entrada del Callejón de los Milagros, que exhibió un poco más de la diversidad creativa de este FIVAC, con efectos no comunes, menos para nuestro contexto, donde poco se han explorado aún las posibilidades de mapear, sobre todo en tercera dimensión.

Esta noche las imágenes dibujaron su antojo, y nosotros fuimos hacia ellas para completar desde la humanidad el hecho artístico, pues ¿qué es al fin el arte sino el ser que lo observa y se reinventa?